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Una herramienta para diversificar las propuestas de aprendizaje

Actualizado: 11 sept 2023

Dar a los estudiantes la posibilidad de elegir entre varias consignas de trabajo alternativas incrementa la probabilidad de lograr que se motiven e involucren con las actividades de aprendizaje.

Lapiceras de distintos colores que  ilustran la diversidad

Una de las dificultades principales en la enseñanza es que trabajamos con grupos de estudiantes heterogéneos y numerosos -a veces demasiado-. Tenemos muchos alumnos y en situaciones diferentes en cuanto a su acumulación de conocimientos previa, su interés por nuestra asignatura, su motivación general con el trabajo educativo y sus maneras de representar la realidad e interactuar con ella.


Esto último es particularmente importante. Hace ya medio siglo Howard Gardner acuñó la expresión inteligencias múltiples para referirse a la diversidad de maneras de representar la realidad que tienen los seres humanos y resaltó la existencia de ocho formas de inteligencia: lógico-matemática, musical, visual, verbal, intrapersonal, interpersonal, corporal y naturalista. Algunos discutieron esa noción de “inteligencia” y el hecho de que exista “algo” que pueda ser denominado como inteligencia.


Pero más allá de la denominación, lo que hoy sabemos es que el cerebro humano tiene una plasticidad enorme. Tenemos alrededor de cien mil millones de neuronas, tantas como estrellas hay en nuestra galaxia (100.000.000.000). Y como entre esa enorme cantidad de neuronas se establecen múltiples conexiones, las configuraciones resultantes de esa combinatoria son prácticamente infinitas, así como las posibilidades del cerebro.


Sin embargo, el que existan estas potencialidades no significa que todas puedan plasmarse en la realidad, porque el tiempo y la experiencia de cada ser humano son limitados. Solo podemos realizar algunas de nuestras innumerables posibilidades, dependiendo del contexto en el que vivamos y de la interacción de nuestro cerebro con el entorno.

Una neurona y mútiples conexiones

Desde el nacimiento cada ser humano hace un recorrido único de interacciones con las personas que lo rodean y con el mundo natural y simbólico. A través de esas interacciones se van construyendo nuestras capacidades de percepción de lo que ocurre alrededor y de expresión de la propia subjetividad. Aprendemos a ver, escuchar y sentir, así como a hablar, comunicar con los gestos y dibujar. Pero no todos lo hacemos de la misma manera. Alguien que va desarrollando una afinidad especial por la música llega a ser capaz de percibir sonidos que a las demás personas se nos escapan. No nos damos cuenta de que están allí sonando. Una persona ciega desarrolla capacidades especiales para oír y para reconocer con el tacto. Todos podríamos desarrollar esas capacidades, pero solo si dedicamos tiempo y atención a ello.


En este sentido es que todos tenemos potencialidades casi infinitas, pero no podemos desarrollarlas todas. Cada ser humano sigue un periplo neuronal único, un camino en el que el cerebro se va especializando en formas de percibir y de expresar. De allí el carácter único y singular de cada persona.


Esta singularidad es un problema muy serio en un sistema educativo con una matriz homogeneizadora como el que tenemos. Los sistemas educativos contemporáneos fueron construidos sobre la idea de que todos los alumnos de una misma edad pueden y deben aprender las mismas cosas, al mismo tiempo y a través de las mismas actividades. Ello dio lugar a la organización de la escolaridad en grados por edad y a los diseños curriculares que establecen lo que todos los alumnos deben aprender al cabo de un año. Este formato educativo inevitablemente genera fracaso y exclusión porque ignora la singularidad y la diversidad de las maneras de representar la realidad y de expresarse de niños, niñas y adolescentes.


Alumnos y maestra en un  aula de clase antigua

Los intentos de superar este problema no suelen tener éxito porque mantienen el supuesto fundamental. Lo que se hace es introducir acciones pedagógicas remediales o compensatorias para subsanar las “carencias”. Muchas veces se establecen “adecuaciones curriculares” que en realidad significan cierta tolerancia a que el nivel a alcanzar será inferior al resto de los alumnos. Pero se mantiene inalterado el supuesto de que todos deberían aprender lo mismo.


Diversificar las propuestas de aprendizaje con el fin de ofrecer oportunidades a todos los estudiantes es una tarea titánica, por la cantidad de alumnos que tenemos en el aula y porque los elementos centrales del modelo educativo están pensados para la homogeneidad -el diseño curricular, las expectativas de aprendizaje, las instancias de evaluación y las escalas de calificaciones, así como la organización de los tiempos y los espacios educativos-.


En el año 2014 Rebeca Anijovich publicó el libro Gestionar una escuela con aulas heterogéneas. Enseñar y aprender en la diversidad (Paidós), que recoge aportes de corrientes pedagógicas como el Diseño Universal del Aprendizaje, la Enseñanza Diferenciada y la Enseñanza para la Comprensión, esta última vinculada con la propuesta de Gardner de inteligencias múltiples y de múltiples “puertas de entrada” al conocimiento.


Una estrategia especialmente interesante para ofrecer actividades que sean incluyentes de la diversidad de los estudiantes está inspirada en el juego del Ta-Te-Ti (también conocido como Tres en Línea o Juego del Gato), en el que los participantes deben colocar tres fichas o símbolos en línea sobre un tablero cuadrado con nueve casillas.


La estrategia consiste en formular nueve consignas de trabajo sobre un mismo tema. Estas consignas deben propiciar el uso de distinto tipo de lenguajes para acercarse al contenido y para comunicar lo aprendido: una entrevista, un dibujo, un cuento, una canción o melodía, un artículo, una carta, un juego, una revisión bibliográfica, una maqueta, una dramatización, un texto escrito en prosa, un mapa, un video corto, una entrada en un blog, una colección de fotografías, un diseño de indagación, un gráfico. Las posibilidades son muchísimas, simplemente hay que decidir cuáles son relevantes para los alumnos y para los propósitos del curso, y pensar con cuidado el modo de formular las consignas. La idea central es que uno puede conectarse con los contenidos escolares por distintas vías y no solo a través de la lectura, la escucha y la escritura.


Un ejemplo ilustrativo que Rebeca compartió en un encuentro que realizamos sobre este tema en el Canal de YouTube de Grupo Magro está vinculado con el trabajo en torno a la lectura de una novela en Literatura. A partir de la misma todos los alumnos debían escribir un párrafo de síntesis sobre la novela y compartirlo en una diapositiva junto con una imagen (casillero central). Luego podían optar por actividades tales como crear una lista de reproducción musical para la novela con 10 canciones y la explicación de cómo se vinculan con ella; escribir un diario íntimo desde el punto de vista de uno de los personajes que hubiese sido escrito antes o después de la historia del libro; crear un video con un trailer del libro usando una herramienta digital a elección o crear una tira cómica contando la historia de otra manera.


Tabla de nueve casillas con texto

Una vez presentadas las nueve alternativas, resumidas en un cuadrado de tres por tres, cada estudiante debe elegir tres que formen una línea recta, con un requerimiento adicional: esa línea debe pasar por el casillero central. En ese casillero se ubica una consigna que se desea que todos los alumnos realicen. De esta forma se puede combinar un requerimiento común a todos con la posibilidad de elegir otras dos tareas.


Dejo enlazados otros tres ejemplos ilustrativos. En un caso una docente de formación magisterial propone varias actividades alternativas para iniciar el trabajo en torno al tema Triángulos. En el segundo caso una maestra propone varias tareas vinculadas al trabajo con fracciones, decimales y porcentajes. En el tercero una profesora de ciencias sociales propone diversas actividades en torno al estudio de las inundaciones en una ciudad.



Las actividades propuestas con esta herramienta pueden ser realizadas en forma individual o en equipos. Una posibilidad es pedir que la consigna central sea realizada en forma individual, y que para las otras dos se conformen equipos en función de las elecciones realizadas por los estudiantes. También se puede realizar una versión más simple de la estrategia, proponiendo directamente 4 o 5 actividades alternativas para que los estudiantes elijan, sin construir todo el Ta-Te-Ti.


Dar a los estudiantes la posibilidad de elegir entre varias consignas de trabajo incrementa la probabilidad de lograr que se motiven e involucren con las actividades de aprendizaje. La motivación interna es crucial para la formación pero es difícil de conseguir, puesto que no todos los estudiantes se interesan por las mismas actividades. Las motivaciones son diversas en un grupo y, además, cambian con el tiempo.


Mochilera con mapa caminando en sendero

Formular varias consignas requiere tiempo de trabajo. Esta es una objeción que muchos colegas ponen ante esta herramienta y es razonable hacerlo. Creo que cada uno tiene que hacer aquí una opción profesional y personal, de acuerdo con su situación. En mi trabajo como docente suelo dedicar más tiempo a preparar consignas para las actividades de los estudiantes, que a preparar lo que yo voy a exponer o explicar. La inversión de tiempo que hago en formular buenas consignas suele redundar en mayor interés y motivación de los estudiantes y, de allí, en satisfacción profesional con mi trabajo. Uno puede además involucrar a los propios estudiantes en la evaluación, a través de la retroalimentación y revisión cruzada entre los equipos, para no cargar con todo el peso de la corrección. Y, eventualmente, solicitar al final un texto o audio personal a cada estudiante sobre lo que aprendió en el proceso, con el fin de tener una instancia de evaluación individual.


Esta estrategia ofrece un camino intermedio entre la propuesta de actividades únicas e iguales para todos -que muchas veces deja a la mayoría de los estudiantes por fuera- y la idea de una enseñanza individualizada -que es irrealizable en la práctica-.


Se puede también acceder a otros recursos sobre este tema en este enlace.





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